Cuando tenía 16 años, volví a casa de la escuela en autobús y 20 minutos después escuché un fuerte golpe en mi puerta seguido de los gritos de “¡POLICÍA!” ¡ABRA! Solo en casa y sin saber qué hacer, abrí la puerta. Mi vecina me había acusado de atropellar su buzón, a pesar de que en ese momento no tenía licencia y acababa de regresar a casa caminando desde la parada del autobús.

La policía estaba en mi porche diciendo que yo encajaba con la descripción y que tenía que ser yo. Mi vecino, la policía e incluso mis padres parecían creer que yo tenía la culpa por lo que dijo una mujer caucásica.

No importaba que yo hubiera estado en el autobús. No importaba que no estuviera conduciendo en ese momento. No importaba que dijera repetidamente que no fui yo quien lo hizo. Lo único que parecía importar era que yo era una mujer negra y que debía tener la culpa. Saber que mi propia familia le creería a un policía antes que a su propia hija me hizo sentir muy desanimada y alejada de mi familia.

Desearía poder decirte que esto sólo me ha pasado una vez.

Pero esa no es mi historia.

Una y otra vez me he enfrentado a la discriminación racial.

Un año después del incidente del buzón, iba en mi coche camino a Zaxby's y me di cuenta de que un policía me estaba siguiendo. No estaba haciendo nada ilegal, pero aun así se me cayó el alma a los pies porque era de noche y conducía solo.

Un año después, un sheriff me detuvo por exceso de velocidad. No pude evitar pensar en los innumerables encuentros con la policía que terminaron con personas negras asesinadas a tiros simplemente porque la policía se sentía amenazada con solo mirar el color de su piel.

Ya sea yo en Rocky Mount, Carolina del Norte, Eleanor Bumpurs en el Bronx, LaTanya Haggerty en Chicago o Rosann Miller en Brooklyn, es evidente que las mujeres negras han sido perfiladas racial y sexualmente en tasas que superan las de nuestras contrapartes blancas y, sin embargo, escuchamos muy poco de esto en los medios.

La organización Black Lives Matter fue creada por mujeres negras que se solidarizaron con los hombres negros que han sido víctimas de la brutalidad y los asesinatos policiales, pero parece que las mujeres negras nunca podrán recibir el mismo trato cuando se trata de sus encuentros con la policía. Cada vez que camino, conduzco o simplemente disfruto y veo un coche de policía, siempre siento una sensación extraña en el corazón. A veces me pregunto: ¿seré la próxima parada de tráfico que salga mal? ¿Mis amigas y yo tendremos una interacción trágica con la policía que se minimice porque somos mujeres negras?

Como mujer negra, tengo dos opciones en los Estados Unidos de hoy: alzar la voz y actuar o no hacer nada, y hace mucho tiempo que decidí actuar. Me uní a la organización Common Cause NC como la única becaria que representaba a Bennett College. Durante mi beca, organicé eventos dirigidos a las personas en el poder, desde políticos hasta oficiales de policía. Hoy, soy una académica que está cursando una maestría en literatura inglesa y afroamericana para poder usar mis habilidades de escritura para arrojar luz sobre las historias de mujeres negras que han intentado ser reprimidas.

Puedes informarte sobre las tasas en las que las mujeres negras y morenas son blanco de ataques en sus interacciones con la policía y por qué nunca aparecen en los titulares de los medios como nuestros homólogos masculinos. Puedes aprender qué son las microagresiones y cómo afectan desproporcionadamente a las mujeres negras y morenas. Puedes aprender a abordar situaciones de discriminación racial, incluso si no eres la víctima. Y lo más importante, siempre puedes alzar la voz y, por favor, ¡alzar la voz! Tu voz puede inspirar a otras personas a tomar una postura contra las injusticias en este mundo.

¡Juntos podemos exigirle responsabilidades al poder!