La temeraria bola de demolición ataca de nuevo. El plan de tierra arrasada del presidente de la FCC, Ajit Pai, para la neutralidad de la red muestra un desprecio cruel tanto por el proceso como por el contenido. El plan del presidente para acabar con la neutralidad de la red será un desastre para los consumidores y otro regalo más para las grandes empresas.

No puede haber una Internet verdaderamente abierta sin neutralidad de la red. Creer lo contrario es caer prisionero de los poderosos intereses especiales o de una ideología vieja y desacreditada que piensa que el monopolio y no la supervisión gubernamental es lo que mejor sirve a la nación. En este caso, creo que se trata de ambas cosas. La FCC bajo el mando de Pai está entregando Internet a unos pocos guardianes gigantescos que ven al resto de nosotros como productos para ser entregados a los anunciantes, no como ciudadanos que necesitan comunicaciones que satisfagan las necesidades de la democracia. Al dar poder a los ISP para que creen vías rápidas para unos pocos y acallen los puntos de vista alternativos, la FCC de Trump deja de lado sin miramientos años de consenso popular de que el público necesita neutralidad de la red. Las decenas de miles de estadounidenses con los que he hablado, tanto republicanos como demócratas, comprenden plenamente esta necesidad.

Qué día tan triste para una agencia que debería estar al servicio del pueblo. Ajit Pai y su mayoría están dando la espalda a los millones de estadounidenses que lucharon durante años para lograr una fuerte neutralidad de la red. Este corporativismo descarado es Washington en su peor expresión.