La nación se merecía mucho más que Donald Trump en la Casa Blanca durante estos últimos cuatro largos años. En su último día como presidente, Donald Trump no hizo más que demostrar su desprecio por nuestro proceso democrático. De la noche a la mañana, indultó a una larga lista de políticos corruptos y convictos, recaudadores de fondos políticos y ciudadanos privados ricos, junto con otros miembros de su círculo más íntimo. La cantidad de asesores políticos cercanos a Trump que han sido indultados es asombrosa. Todos ellos se suman al desfile de estadounidenses caídos en desgracia y criminales de guerra que fueron indultados anteriormente por el presidente Trump.

Los informes de los medios de comunicación, que citan a ex funcionarios de la Casa Blanca, dejan en claro que solo el juicio político pendiente de Trump y la posibilidad de exponerse a una responsabilidad civil significativa le impidieron indultarse a sí mismo, a sus tres hijos mayores, a su abogado Rudy Giuliani, a los políticos que alentaron la insurrección y tal vez incluso a los propios insurrectos.

El uso que Trump ha hecho del indulto refleja la forma corrupta en que ha ejercido el poder de la presidencia para beneficiar sus intereses personales, políticos y comerciales, y no hizo más que reforzar lo que vimos a lo largo de su presidencia: que la libertad y la justicia sólo estaban al alcance de quienes podían costearlas.

El pueblo estadounidense esperaba y merecía un presidente que antepusiera el bienestar de la nación a sus intereses personales. Donald Trump se negó a hacerlo. Ni siquiera reconoció la derrota en unas elecciones que perdió fácilmente ante Joe Biden. Pasó meses mintiendo a sus seguidores, diciéndoles que las elecciones habían sido robadas, planteando recursos legales infundados para intentar eliminar los votos de las comunidades predominantemente negras y latinas y, finalmente, después de reunir a una turba furiosa en la Casa Blanca, la desató contra el Capitolio en un violento intento de anular las elecciones.

Esta tarde, nuestra nación comienza un nuevo día bajo el liderazgo del presidente Joe Biden. Sin embargo, Donald Trump debe rendir cuentas por perturbar la transferencia pacífica del poder, incitar a la insurrección en un esfuerzo por anular una elección y nuestra propia democracia. El Senado debe votar para condenar a Trump tras su segundo juicio político por parte de la Cámara de Representantes, y debe tomar la medida adicional de prohibirle volver a ocupar un cargo electo. A medida que la nación deja atrás la presidencia fallida y corrupta de Donald Trump, el Congreso también debe abordar los abusos del poder del indulto y exigir cuentas al presidente Trump y a cualquier presidente futuro que abuse del poder del indulto. Los medios de comunicación y los investigadores del gobierno harían bien en examinar cuidadosamente el proceso de indulto bajo Donald Trump, quien dirigió la administración presidencial más transaccional en la historia de nuestra nación.

Common Cause y nuestros 1,5 millones de miembros harán un esfuerzo concertado para la rápida aprobación de la Ley de Protección de Nuestra Democracia y otras reformas para reforzar que ningún presidente está por encima de la ley.