Informe
La experiencia electoral de Colorado: un modelo que fomenta la participación plena
La experiencia de votar en Colorado
Imagina la experiencia de votación perfecta.
Pasas por el lugar de votación de camino al trabajo o a la escuela. La fila avanza rápidamente, por lo que no te lleva más que unos minutos llegar al mostrador de registro. Una vez allí, verifican rápidamente tu inscripción y una cara amable te entrega una papeleta. Nadie te molesta; nadie cuestiona injustamente tu elegibilidad. Te haces a un lado, te diriges a una cabina privada, llenas el formulario y lo escaneas fácilmente. Te dan un recibo y la preciada pegatina de “He votado”. Toda la transacción lleva unos cinco o diez minutos.
Al salir del lugar, no solo experimentas ese escalofrío que te recuerda que formas parte de algo más grande (el orgullo cívico), sino que también sales a tiempo para dejar a los niños en la escuela y llegar a tiempo al trabajo. O tal vez te saltas el viaje y envías por correo tu papeleta completa después de haberla recibido por correo. O pensaste en tus opciones durante meses, pero votaste y devolviste tu papeleta en cuestión de minutos el día de las elecciones. En muchos sentidos, es un día como cualquier otro: sigues con tus obligaciones como lo harías de otra manera. Sin embargo, en otro sentido, es una experiencia especial y única; participaste en un acto que para muchos fue una lucha y un triunfo difíciles, que es un derecho garantizado para ti como ciudadano y que ayuda a dirigir el curso de la nación. Votaste. Y, debido a eso, llegaste a ser uno de los tomadores de decisiones críticos del país.
Puede que todavía no sea la norma, pero en Colorado y en estados con más opciones de votación en persona y en casa que se parecen a los procesos mencionados anteriormente, un modelo electoral integral garantiza una experiencia que beneficia tanto al votante como al administrador. Y aumenta la participación.