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Una oportunidad para proponer una verdadera reforma electoral en la ciudad de Nueva York

El martes pasado, durante las elecciones especiales de Ohio-12, los estadounidenses se sintieron enojados nuevamente con los votantes de terceros partidos por “desperdiciar” sus votos.

Este problema no es exclusivo de Ohio: en elecciones competitivas con múltiples candidatos, vemos a votantes molestos por un partido o candidato responsabilizar a otros por su derrota.

La culpa no debería recaer en los votantes, sino en el sistema electoral, que no funciona. Basta con mirar el caso de la ciudad de Nueva York.

Las primarias de la ciudad de Nueva York son campos abarrotados, en los que a veces hay hasta siete personas compitiendo por una línea de votación.

Una oportunidad para proponer una verdadera reforma electoral en la ciudad de Nueva York

El martes pasado, durante las elecciones especiales de Ohio-12, los estadounidenses se sintieron enojados nuevamente con los votantes de terceros partidos por “desperdiciar” sus votos.

Este problema no es exclusivo de Ohio: en elecciones competitivas con múltiples candidatos, vemos a votantes molestos por un partido o candidato responsabilizar a otros por su derrota.

La culpa no debería recaer en los votantes, sino en el sistema electoral, que no funciona. Basta con mirar el caso de la ciudad de Nueva York.

Las primarias de la ciudad de Nueva York son campos abarrotados, en los que a veces hay hasta siete personas compitiendo por una línea de votación.

Desde 2009 ha habido 121 elecciones primarias en la ciudad; 33,8% de estas primarias fueron carreras con dos candidatos y 66,1% fueron carreras con más de dos candidatos.

Sólo durante el ciclo de elecciones primarias del año pasado hubo 38 elecciones. Si bien en 17 de esas primarias hubo dos candidatos, en las 21 contiendas restantes hubo más de dos candidatos.

De esas 21 carreras, aproximadamente 61,9% se ganaron con menos del 50% de los votos.

Al apoyar el voto por orden de preferencia en la ciudad de Nueva York, el alcalde de Blasio puede ayudar a poner fin al juego de culpas.

La votación por orden de preferencia permite a los votantes clasificar a los candidatos desde la primera hasta la última opción en sus boletas.

El candidato que obtiene la mayoría de los votos gana. Si no hay mayoría, el candidato que quede en último lugar es eliminado y sus votos se redistribuyen según la segunda preferencia de sus votantes. El proceso se repite hasta que haya un ganador por mayoría.

Proporciona muchos beneficios a los votantes, generando un apoyo mayoritario para los candidatos en carreras con múltiples candidatos, inspirando a los votantes a votar por su preferencia (no por el menor de dos males) y evitando costosas segundas vueltas.

Los electores se benefician mejor cuando su representante elegido logra obtener un apoyo mayoritario, mientras que el funcionario electo se beneficia también de una base de apoyo más amplia.

La votación por orden de preferencia evitaría el preocupante patrón de resultados electorales antidemocráticos en la ciudad de Nueva York. Los candidatos pasarían a las elecciones generales con el apoyo mayoritario de su distrito.

En este momento, la Comisión de Revisión de la Carta del alcalde está revisando recomendaciones antes de presentar propuestas para la votación de noviembre en la ciudad de Nueva York. La comisión, compuesta por 15 miembros, tiene la oportunidad de ayudar a transformar la forma en que los neoyorquinos votan.

La historia tiene sus ojos puestos en ellos.

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