Las tres ramas del gobierno de Wisconsin siguen infectadas por el equivalente político del barrenador esmeralda del fresno. La Corte Suprema, la Legislatura y la oficina del Gobernador están bajo la influencia de demasiado dinero de intereses especiales y la corrupción que éste genera.

La Corte Suprema de nuestro estado se niega a adoptar normas que obliguen a los jueces que reciben importantes sumas de dinero de intereses especiales a abstenerse de votar. Cuando se les presentan casos que afectan a esos donantes, los jueces que se benefician de gastos masivos no deberían votar sobre el caso. No se necesita un coeficiente intelectual superior a la temperatura ambiente para cuestionar si un juez que se beneficia de millones de dólares de gastos de campaña realmente será objetivo al votar sobre asuntos que afectan a los donantes. Parece que los grupos de intereses especiales han descubierto que es más fácil comprar una Corte Suprema que una legislatura.

El presidente de la Asamblea, Robin Vos, realizó un viaje de cuatro días a Londres en 2017, acompañado y pagado en parte por los lobistas de la industria de los préstamos rápidos. Vos afirmó que no habló de los préstamos rápidos con los lobistas de la industria durante el viaje. Un viaje pagado por la insidiosa industria que se aprovecha de los más pobres entre nosotros huele peor que el humo rancio de los cigarros que rodean sus reuniones secretas para hacer negocios.

Robin Vos debería evitar que parezca que existe un conflicto de intereses y pagarse sus propias vacaciones en Gran Bretaña. El ex presidente de la Cámara de Representantes de Ohio dimitió tras aceptar el viaje financiado por un grupo de interés.

En Wisconsin, los funcionarios electos eligen a sus votantes, en lugar de que los votantes elijan a sus funcionarios electos. Quitarle a los políticos partidarios el poder de determinar los límites de los distritos legislativos será uno de los muchos pasos que se darán para restablecer la confianza en un gobierno en problemas. La reforma de la redistribución de distritos electorales es algo que se debió haber hecho hace tiempo.

El gobernador Scott Walker ocupa un cargo que en su día fue admirado y emulado en todo Estados Unidos por sus reformas progresistas. Hoy se lo considera una filial de propiedad absoluta de los hermanos Koch y de los grandes intereses especiales. Las enormes donaciones a la campaña, los viajes a expensas de un grupo de intereses especiales por parte de Robin Vos y el dinero invertido para elegir a los jueces de la Corte Suprema no son más que corrupción encubierta.

Llamémoslo por su nombre. El soborno desinfectado de los grandes capitales está infectando a cada rama del gobierno estatal y amenazando a la democracia más de lo que el barrenador esmeralda del fresno amenaza a los bosques de Wisconsin.

Llegará el día en que los votantes de Wisconsin recuerden el orgullo que hemos perdido por la tradición progresista y el gobierno limpio. El olor a corrupción apesta desde nuestro capitolio estatal. La corrupción bipartidista, la dependencia del dinero de campaña, la negativa de los jueces a abstenerse de participar en casos que involucran a sus donantes y un presidente de la Asamblea que viaja por todo el mundo y que debería pagar sus propias vacaciones harán que los votantes finalmente se harten y tomen medidas para hacer los cambios radicales que Wisconsin necesita y merece.

Roger Utnehmer es presidente y director ejecutivo de DoorCountyDailyNews.com y miembro desde hace mucho tiempo del Consejo Asesor Estatal de Common Cause en Wisconsin.