Hay algunas elecciones que resultan más importantes que otras para el funcionamiento de nuestra democracia. Una de ellas es la de este mes de noviembre. Esta importancia requerirá que los votantes verdaderamente preocupados por la salud de la democracia de nuestra nación dejen de lado el estado actual de hiperpartidismo y, con demasiada frecuencia, la votación sobre un solo tema, y realicen un análisis más amplio de los candidatos.

Desde que se dictó la sentencia en el caso Citizens United, en la que las empresas ahora son consideradas personas y el gasto ilimitado en campañas electorales forma parte de la libertad de expresión, hemos visto cómo un aluvión de dinero de intereses especiales se dirige a las campañas electorales, lo que alimenta la compra de literalmente miles de anuncios publicitarios absurdos y puramente difamatorios. En el momento de escribir estas líneas, los hermanos Koch ya han gastado más de seis millones de dólares en intentar derrotar a la senadora estadounidense Tammy Baldwin. Debemos elegir candidatos que pongan fin a este gasto descabellado en las campañas electorales y vuelvan a celebrar elecciones que resuelvan los verdaderos problemas de nuestra nación.

Los distritos legislativos manipulados han creado una mayoría de distritos seguros, diseñados por políticos con el único objetivo de garantizar su seguridad laboral, y que privan de sus derechos a millones de votantes que no son del partido favorito en esos distritos. Los distritos manipulados han hecho que las elecciones generales sean irrelevantes y que las primarias con baja participación sean las verdaderas elecciones. En una primaria disputada, el ganador con un porcentaje de un solo dígito del total de votos emitidos puede convertirse en el titular del cargo. Necesitamos candidatos que apoyen a los diseñadores de distritos que no sean políticos y que respeten a los votantes, la comunidad de intereses y las áreas de cobertura de los medios de comunicación.

En Estados Unidos hoy en día existen y se aplican plenamente las dificultades para obtener tarjetas de identificación de elector, la depuración de los registros electorales, el cierre de lugares de votación estratégicos, la publicación intencionada de información errónea sobre las votaciones y la publicación de mensajes falsos con el objetivo de crear más divisiones sociales y malestar. Algunos de estos mensajes, con la ayuda y el apoyo de expertos informáticos rusos que incluso colaboraron con campañas estadounidenses sin escrúpulos, no sólo son ilegales sino también traidores. Hay cientos de políticos en el poder que han creado esta situación vergonzosa, o al menos se quedan de brazos cruzados, sólo porque estas prácticas escandalosas los benefician a ellos y a su partido político. Necesitamos candidatos que trabajen para detener la guerra mencionada contra la democracia de nuestra nación, castiguen a los infractores y promulguen más mejoras en la votación y salvaguardas para los votantes.

Nuestra democracia ha sido secuestrada por intereses egoístas, especiales y monetarios, que han hecho que nuestra democracia pase de ser una democracia del pueblo, para el pueblo y por el pueblo a una democracia al servicio de unos pocos. Las herramientas que han puesto en marcha para lograr y perpetuar esta situación son terribles y vergonzosas. Cuando vote, emita su voto por candidatos que aborden y detengan las prácticas y actividades que están pudriendo nuestra democracia.

Calvin Potter, de Sheboygan Falls, fue representante estatal demócrata de 1975 a 1991 y senador estatal de Wisconsin de 1991 a 1999. Actualmente forma parte de la junta directiva de Common Cause en el estado de Wisconsin.